Sentimientos de Culpa y Baja Autoestima en la Sociedad Actual: Un Enfoque contextual
En la sociedad moderna, los problemas de salud mental, como la ansiedad, la tristeza y los sentimientos de fracaso y culpa, no son simplemente trastornos intrapsíquicos aislados o puramente individuales. Para comprender el malestar emocional que muchas personas experimentan hoy en día, es esencial considerar cómo los factores biológicos y psicológicos individuales, están íntimamente articulados al contexto sociohistórico en el que se configuran.
Vivimos en una época caracterizada por la promoción del individualismo, la fragmentación social y la crisis de los valores y las tradiciones. Estos factores contribuyen a una sensación generalizada de inseguridad y desorientación, donde cada persona se siente obligada a definir su propio camino, sus propios valores y, en última instancia, su propio éxito. Sin embargo, esta libertad percibida conlleva una carga pesada: la responsabilidad total por los fracasos y las dificultades. Cuando no logramos alcanzar los ideales de éxito y felicidad que nos impone la sociedad, es común que surjan sentimientos de culpa y una baja autoestima.
El mandato de autorrealización y felicidad, combinado con las exigencias de rendimiento constante, alimenta un ciclo en el que las personas se sienten constantemente insuficientes. La sensación de nunca estar a la altura de las expectativas, ya sean propias o ajenas, se convierte en un caldo de cultivo para el auto-reproche y la desvalorización personal. Esta dinámica es particularmente insidiosa porque la sociedad actual, con su enfoque en el «individuo autónomo», tiende a ignorar o minimizar los ideales sociales y comunitarios que también juegan un papel crucial en la configuración de nuestras vidas.
El resultado es un aumento en los diagnósticos de trastornos relacionados con la ansiedad y la depresión, donde el sobre pensamiento, la inseguridad, los sentimientos de culpa y baja autoestima son síntomas prominentes. La presión constante por adaptarse y rendir, sin un lugar seguro y estable en el mundo, lleva a muchas personas a un estado de agotamiento emocional. Las promesas de éxito y felicidad, que cambian y se renuevan con rapidez, crean una expectativa inalcanzable, intensificando aún más la sensación de fracaso.
Ante este panorama, es fundamental que cualquier enfoque terapéutico no aborde los problemas en términos individuales, sino que considere su interrelación con el contexto en el que estos problemas se desarrollan. La psicoterapia debe ayudar a las personas a reconocer cómo los mandatos familiares, sociales y culturales toman forma en su propia biografía, configurando emociones y conductas y generando malestar. Esto implica, entre otras cosas, cuestionar las expectativas irreales que se nos imponen y buscar formas otras formas de situarnos y responder frente a las exigencias de nuestra vida.
Marcos Böcker